sábado, 26 de marzo de 2011

Rúbricas

Objetivo del escrito.
Con la finalidad de poder clarificar el nivel de logros que alcanzan los alumnos, se han ideado diferentes formas de poder conocerlo, una de ellas, las rúbricas, son una herramienta bastante útil al respecto y es necesario poder entender la dinámica que opera en su construcción y la utilidad que puede prestar su utilización para mejorar aprendizajes y prácticas educativas. Con esta finalidad es que intentaré hacer una pequeña descripción de ellas en base a la lectura de seis textos, entregando finalmente mi apreciación personal del tema en cuestión.
Historia
La primera propuesta de un tipo de rúbrica según Turley y Gallagher (2008) se remonta al año 1912, cuando Ernest Noyes, manifiesta la necesidad de contar con una herramienta que midiera de manera clara y concreta los niveles de logro alcanzados por los alumnos, lo anterior buscaba estandarizar la manera de “medir” los logros evitando la subjetividad de la opinión personal, contando con un instrumento que signifique lo mismo para diferentes profesores e instituciones. De esta forma es que se inicia una ardua labor para crear diferentes escalas de medición que tenían (y en muchos casos tienen) la misión de medir y comparar los progresos entre estudiantes, clases, escuelas y ciudades. También tuvo importancia dentro de un centro educativo para comprobar la eficacia de enseñanza de los maestros. En síntesis el origen es netamente a partir de la ciencia positivista y de cara a la eficiencia administrativa, pensando en que la tecnología podría sustituir el juicio humano altamente subjetivo.
Las escalas comparativas se desarrollaron principalmente fuera del aula, en universidades o por expertos, para luego ser aplicadas en centros educativos de primaria o secundaria. La cercanía de las escalas hacia lo que conocemos hoy en día como rúbrica se dio en la medida que se incorporaron en la medición niveles de logros, sin embargo, continuaron siendo creadas con la finalidad de estandarizar mediciones de manera más precisa y eficiente. En la medida que un número creciente de profesores intentó utilizar estas escalas de una forma original, es decir, como una manera de tener un lenguaje común para evaluar o para describir que se entendería por lo que se quiere medir, fue dándose un nuevo sentido. Llegando a crearse las primeras rúbricas a partir de lo que maestros y alumnos comparten en común respecto a la temática que se quiere medir, éstas a diferencia de las escalas, fueron creadas en las propias aulas y parten de la idea de conocer los niveles alcanzados para saber lo que falta por alcanzar (Turley y Gallagher, 2008).
Definición de Rúbrica.
En el contexto educativo pueden ser entendidas como pautas que permiten aunar criterios, niveles de logro y descriptores, cuando se trata de evaluar o emitir una opinión a cerca de un proceso educativo (Vera, 2004. Citado por Martínez, 2008). Complementando la idea anteriro, la rúbrica sería una forma de comprobar el grado de pericia que un individuo a logrado y tiene respecto a un proceso de aprendizaje, el cual estaría compuesto por niveles progresivos de dominio del elemento a medir (Martínez, 2008).
Rúbrica y evaluación.
Una evaluación de procesos educativos debe contar con supuestos previos que la hagan una herramienta efectiva para la toma de decisiones y de crecimiento para quien evalúa y quien sea el evaluado. De acuerdo a ello deben existir aspectos mínimos que debería presuponer previamente una evaluación, de acuerdo a lo aportado por Wamba et al, S/F; Encina, S/F; y lo descrito en clases, ellos son:
Ø  Ser siempre positiva: destacar lo logrado, motivar a conseguir lo pendiente.
Ø  Ser un reflejo de nuestro enfoque metodológico, consecuente con la manera de trabajo realizado.
Ø  Debe servir para reflexionar. Por parte del profesor y del alumno.
Ø  Evitar ser un instrumento de comparación.
Ø  No necesariamente sinónimo de examen.
Ø  Evaluado y evaluador deben tener claro: ¿Qué?, ¿Cómo? Y ¿Cuándo? Se evaluará.
Ø  Criterios sabidos y consensuados por ambas partes.
La construcción de una rúbrica consensuada entre profesor y alumno, permite que el evaluar un proceso o el término de una etapa educativa, cumpla con gran parte de los puntos antes planteados, pensando en su correcta creación y puesta en práctica.
Utilidad de la rúbrica.
De lo descrito por Encina (S/F), respecto a la utilización de una rúbrica como una forma de obtener una calificación y lo aportado por Turley y Gallagher (2008), en lo referente al uso de las rúbricas como una manera de aporte a las aulas constructvistas, obtenemos diferentes elementos de utilidad en el uso de esta herramienta de evaluación, ellos son.
v Permite describir el nivel de logro individual de los alumnos.
v La creación de manera consensuada permite tener claro y entender los parámetros a evaluar.
v Ayuda a los estudiantes a prepararse para las evaluaciones y poder emitir juicios sobre su logros alcanzados.
v Su flexibilidad permite incorporar criterios, es decir adaptarla al contexto.
v Hace más objetiva y clara la mirada del profesor respecto a que va a evaluar.
La idea anterior surge del pensar las rúbricas como un elemento compartido por el profesor y los alumnos y con una clara opción hacia la mejora de los aprendizajes, tomando en cuenta la participación activa de los alumnos en su propia formación y del profesor como un facilitador y evaluador consensuado de tales logros.
Limitaciones en el uso de las rúbricas.
A partir del aporte de las lecturas realizadas y de la propia experiencia en el tema de las rúbricas, es que una de las limitaciones básicas es el no conocimiento de su utilidad y fines, es decir, la apropiación por parte del docente de este instrumento. En mi caso particular, construí algunas rúbricas, pero con el claro propósito de sólo cumplir con lo pedido, al incorporar más elementos en su potencial construcción como es el hecho de incorporar la opinión de los alumnos, y de hacerla una herramienta más práctica y aterrizada a la sala, me hace pensar que perdí una oportunidad de medir de mejor forma lo que los alumnos lograron y a la vez de retroalimentar con sus propias ideas su desarrollo.
Thaler et al (2009) indica que uno de las limitantes del uso de las rúbricas es el tiempo y esfuerzo que puede llegar a significar la construcción de ellas, sin embargo aclara que ello tendrá mayor o menor influencia de acuerdo al foco de trabajo y a los multipropósitos a los cuales puede estar destinado tal instrumento. En el caso particular de la sala de clase, se puede transformar en una herramienta que potencie la participación y compromiso por parte de los alumnos en su desarrollo de manera activa.
Ideas finales
El leer y apropiarme de ideas más lúcidas respecto a los inicios y actuales usos de las rúbricas me ha dado nuevas luces al respecto de su aplicación y potencial que tiene en el proceso de aprendizaje y evaluación del mismos. En este aspecto creo que las rúbricas pueden ser un elemento práctico para poder alcanzar este nuevo “lenguaje” educativo: educación por competencias. Lo anterior lo relaciono de la siguiente forma, las competencias serían los elementos finales a lograr por los alumnos, por su parte, los parámetros evaluados a través de las rúbricas serían los pasos intermedios o particulares de cada área alcanzados y por supuesto con el potencial de mejorar de acuerdo a los niveles de logro o alcances que la rúbrica posea. En síntesis, me imagino las rúbricas como las competencias adaptadas al hacer diario. Veo rúbricas y competencias en sintonía, guardando su distancia y utilidades, creo que comparten uno de sus orígenes: intentar ser una forma eficiente y libre de subjetividad para medir algo. Lo que fueron las escalas de medición en su momento y que finalmente decantaron en lo que hoy conocemos como rúbricas.
Pensando en la analogía anterior, creo que es posible una educación por competencias, pero que necesita ser modificado el lenguaje, las finalidades y usos de tales instrumentos de constatación. Por el momento conformo mi ansiedad de conocer, entendiendo un poco más sobre este interesante instrumento de evaluación: las Rúbricas.

Bibliografía

Cebrian, M. y Monedero, J. (S/F). El e-portafolio y la e-rubrica en la supervisión del practicum. Recuperado el 11 de marzo de 2011 de
http://agorasur.es/publico/documentos/Poio_09_Monedero_Cebrian.pdf

Encina, A. (S/F). La evaluación en los tiempos de los estándares. Recuperado: 11 de marzo del 2011 de http://www.difusion.com/files/file/articulos/1-Encina-Alonso.pdf
Martínez, J. (2008). Las rúbricas en la evaluación escolar: su construcción y su uso. Avances en Medición, 6, 129-138.

Thaler, N., Kazemi, E. and Huscher, C. (2009) Developing a Rubric to Assess Student Learning Outcomes Using a Class Assignment. Teaching of Psychology, 36: 2, 113 — 116. Recuperado (profesora) de
URL: http://dx.doi.org/10.1080/00986280902739305

Turley, E. y Gallagher, C. (2008). On the Uses of Rubrics: Reframing the Great Rubric Debate. English Journal Vol. 97, No. 4, 87-92. Recuperado por profesora.
Wamba, A., Aguaded. C., Climent, N. y Ferraras, M. (S/F). Las rubricas de evaluación de los prácticum como instrumento de reflexión para los estudiantes de maestro de educación primaria. Actas IX Simposium de PIOI. Rescatado del 11 de marzo del 2011 de
http://redaberta.usc.es/uvi/public_html/images/pdf2007/ana%20maria%20wamba.pdf