lunes, 21 de febrero de 2011

Evaluación en relación al proyecto de tesis

El proyecto lo quiero enfocar hacia la comprensión desde el punto de vista del alumno sobre los momentos que le son más significativos en el aprendizaje de las ciencias en secundaria, entendiendo por momentos lo que le ofrece el centro educativo instrumentalizado en el (o los) profesor (es) de ciencia. La postura de análisis en este caso la relacionaré con la evaluación docente que experimentamos los profesores que trabajamos para los municipios en Chile.
La experiencia que tengo al respecto es haber experimentado el proceso evaluativo que es llevado a cabo en mi país. De ello quiero extraer algunas ideas y cuestionar el proceso y opiniones particulares que se han vertido tendiendo a generalizar situaciones. Por otro lado y tendiendo a conectarlo con el trabajo de tesis final, proponer vías de conexión que según mi postura ayudarían a comprender lo que ocurre en los centros y en mi disciplina en particular.
¿Por qué generar un proceso evaluativo a nivel docente?, para mí la respuesta, es clara y evidente, tener una radiografía de los procesos de enseñanza -aprendizaje que se llevan a cabo en los centros educativos y ver la forma en que se puedan realizar innovaciones de mejora tendientes a elevar los aprendizajes de los alumnos, por medio de la mejora en las prácticas de los profesionales de la educación.
El objetivo así planteado suena bien y es comprensible tanto por quienes tienen el deber de velar por una educación de calidad, como por parte de los que deben llevarla a la práctica, sin embargo, el problema estriba en cómo se instrumentaliza dicho proceso evaluativo. En primer lugar, la responsabilidad de los docentes en el proceso es clara y tiene sus formas de hacer objetivo o comprensible el proceso desarrollado y los resultados que de ello se obtenga, llámese niveles de aprendizaje medidos a través de evaluaciones estandarizadas (SIMCE). Sin embargo, no puede ser el único elemento que se observe, para poder obtener conclusiones acerca de cómo los alumnos están o no logrando ciertos niveles de aprendizaje medidos a través del instrumento antes mencionado.
Respecto a cómo se evalúa la práctica docente, se realiza básicamente de tres maneras: El primero de ellos es un portafolio, el cual busca recoger evidencias escritas de que el profesor es capaz de realizar al plantearse una situación de enseñanza determinada, por lo que debe  planificarla de tal manera de lograr una coherencia entre los objetivos, las actividades y lo que sus alumnos son capaces y deberían realizar en el nivel determinado, luego de ejecutada la planificación realizar la respectiva auto-retroalimentación en base a la evidencia y el análisis reflexivo de todo lo realizado.
Una segunda evidencia corresponde a una clase ideal grabada en video, en donde se deben respetar las condiciones de una clase ideal pauteada previamente. El tercer elemento es un evaluador par que surge del mismo contexto de donde trabaja uno (comuna, municipio, sector, etc), pero de un centro educativo distinto. Por último una autoevaluación fundamentada, es decir después de ubicarse en los niveles que uno cree se encuentra en los indicadores, debe explicar que da peso a dichas elecciones.
Antes de iniciar mis observaciones al sistema evaluativo, tengo que decir que entre no tener evaluación y que exista una, prefiero esta última alternativa, pero siempre pensando en que puede ser mejorada. En última instancia indico las categorías en que puede resultar la evaluación que son de: insatisfactorio, básico, competente y destacado. Por otro lado, respecto a la evaluación final que se obtenga desde el nivel centrar (Ministerio de Educación) se puede efectuar una modificación a nivel local (comuna), es decir, elevar o bajar una categoría de acuerdo a criterios que no me quedan del todo claro.
La primera observación la hago respecto al contexto que se quiere medir, el cual es uno de tipo ideal, es decir independiente de donde se esté llevando a cabo la evaluación en sí, uno debe preparar todo el material como si se estuviera en una situación que en la realidad nunca y recalco nunca se da. Como primera evaluación, ya sea como una forma de iniciar el proceso evaluativo a nivel país o de un profesor en particular estaría bien, para saber de que son capaces de hacer una vez iniciados en la práctica y después de un cierto periodo. Ello conllevaría pensar de antemano que su formación inicial ha sido la mejor, sin embargo, ya desde el 2004 se está llevando a cabo procesos evaluativos y en lo sustancial no ha variado en este aspecto. Lo que quiero decir es que el contexto en que se lleva a cabo una evaluación docente es necesario de considerar, pues en algunos casos no están los medios, las condiciones o los elementos necesarios para poder llevar a cabo un proceso en un contexto ideal. En este aspecto se me viene a la mente la imagen que coloqué en la discusión ética, es decir, te evalúo pero no te doy las condiciones para realizar una buena evaluación en la realidad, no pasa nada, créate un escenario ideal y haz como si trabajaras allí, demuéstrame que puedes, pero eso nuca lo vas a utilizar en la realidad.
Por otro lado está la cantidad de información que se debe entregar con una terminología que para mi gusto es casi ridícula, en el sentido que en la práctica no se ocupan tanta documentación ni el profesorado promedio utiliza ese vocabulario de corte técnico, es como si hubieran tomado curriculums varios, epistemologías educativas diversas, metodologías, estrategias hacen un coctel diverso y crean manuales, pautas, orientaciones que tenga de todo para que no falle por falta de algo, pero de fondo no tiene validez real ni práctica.
El último punto es que de manera efectiva y periódica el profesorado dependiente de las municipalidades es sometido  desde el año 2004 a evaluaciones de su “que hacer”, situación que pretendía ser un referente para los colegios particulares. En la práctica este modo de enseñar no ha sido un referente claro, pues a pesar de manejar información adecuada como para iniciar un proceso evaluativo, no es efectivo de manera cuantitativa, en la práctica un número importante sobre un 70 % de los colegios particulares no cuenta con un sistema de evaluación efectivo y los que lo tiene presentan un enfoque claramente distinto al diseñado por el ministerio.
Como plantee en párrafos anteriores la relación de la efectividad de un colegio y con ello la de los profesores se desprende del rendimiento de los alumnos o a la inversa, la calidad de enseñanza que demuestren los profesores repercutirá fuertemente en el aprendizaje de los alumnos, a pesar de que la literatura no recomienda realizar estas interpretaciones que resultan poco fiables. Con este modelo evaluativo, no se entregan descriptores claros que ello esté ocurriendo, sin embargo a nivel de manejo de la información desde el propio ministerio existe una fuerte difusión de información en las que se realizan correlaciones poco fiables dando cuenta del rendimiento docente y los aprendizajes generales alcanzados por los alumnos.
Conclusiones y relación con mi futuro proyecto de investigación. La evaluación debe desarrollarse en un contexto real, aún cuando adolezca de no ser masiva ni generalizable, pues el proceso enseñanza - aprendizaje no se da de la misma manera en diferentes lugares. Es necesario tomar en cuenta una serie de factores que también son parte de lo necesario para poder desarrollar un proceso educativo efectivo, las condiciones del propio establecimiento, expectativas de los alumnos, necesidades y requerimiento de las familias, características de los profesores, entorno educativo, administración del centro, entre otros elementos que tienen importancia.
La evaluación debe tener un sentido práctico y debe estar relacionado con la mejora, en el caso de los docentes a sus prácticas educativas, en este mismo sentido no debería ser un proceso impuesto, sino más bien promovido a nivel de centros educativos y tutelado u orientado a nivel central, llámese ministerio, subsecretaría, coordinadora de centros u otra institución encargada de evaluar, esta idea si bien es a largo plazo generaría una cultura evaluativa la que debe ser permanente y no cada cierto tiempo, es decir evaluación como una actividad más del que hacer del profesor.
El encargado de la evaluación debe ser una persona imparcial que vele por que el proceso sea efectivamente para lo que está propuesto y que no van a afectar en su procedimiento otros factores.
Textos consultados
Manzi, J. (2007). Seminario “Evaluación Docente en Chile:Fundamentos, Experiencias y resultados”. Centro de medición Pontificia Universidad Católica de Chile.
Manual para la Buena enseñanza.

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